- Área: 4600 m²
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Fotografías:Angel Ivan Valdivia Salazar, Fidel Ugarte
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Sport City Oaxaca forma parte de una cadena de gimnasios Sport City presente en todo el país. Con más de cincuenta sucursales, deciden arriesgarse a construir un edificio buscando un nuevo mercado regional y aceptan un proyecto construido con materiales tradicionales. Una línea totalmente distinta a los demás espacios que posee la cadena, caracterizados por sistemas constructivos de última tecnología que buscan reforzar su imagen de modernidad.
La materialidad del edificio combina técnicas de construcción vernáculas de Oaxaca con los recursos de la tecnología moderna, buscando un encuentro entre dos mundos. Adobe, piedra, madera, bambú, tejas, ladrillos, cal, concreto y acero, se combinan de manera armónica y respetuosa valorizando potencial de cada material. Los muros principales están compuestos por 33,000 adobes de color café provenientes de los Valles Centrales. Fueron hechos por grupos de artesanos de pueblos vecinos en solo un mes y medio, en un esfuerzo intenso para cumplir y poder competir con los tiempos urbanos.
Estos adobes se colocaron sobre una cimentación que empleó 750 metros cúbicos de piedra labrada manualmente y asentada con mortero de cal y arena, el mismo utilizado para los adobe. Los muros son utilizados como sistemas portantes respectando los esquemas estructurales tradicionales, sin la introducción de refuerzos verticales de concreto armado, evidenciando que es posible prescindir de ellos cuando se realizan diseños en los que se respeten las cualidades y límites del comportamiento orgánico de materiales de origen natural.
En el patio exterior, un imponente techo de bambú fue incorporado entre dos edificios de distinta naturaleza, uno de concreto armado y uno otro de adobe, una metáfora para un edificio que busca conciliar materialidades distintas, representando la conexión entre el pasado y el presente. El techo fue erigido sobre pilares de concreto que se conectan al bambú por medio de conectores metálicos, siendo posteriormente cubierto por triplay, cartón asfaltico a calor y teja amarilla artesanal.
La construcción de la cubierta de bambú aportó una componente muy importante de transferencia de tecnología a la obra. La estructura fue realizada por estudiantes de las universidades locales que han trabajado como parte del equipo en proyectos comunitarios durante los últimos tres años.
Todo el complejo fue diseñado para aprovechar los recursos naturales disponibles. El edificio está dotado de sistemas de captación de agua pluvial y de energía, que utiliza estrategias pasivas como la recolección de agua y la ventilación natural, esta, creada a través de una abertura horizontal que se extiende a lo largo de la parte superior de los muros de adobe. De esta forma, junto con la gran inercia térmica proporcionada por el adobe, fue posible evitar el uso de sistemas de aire acondicionado y reducir los costos de energía a lo largo de la vida útil del edificio. Además 500 metros cuadrados de paneles solares térmicos fueron instalados en el lado Sur de la cubierta, para calentar el agua del sistema sanitario, una vez más aprovechando de energía natural limpia e ilimitada.
Es importante hacer referencia también al hecho de que los 140,000 ladrillos y 22,000 tejas utilizadas en el complejo. Producidos artesanalmente en comunidades locales, cada ladrillo y cada teja, contienen las huellas del artesano que la produjo, confiriendo al material humanidad y calidad estética. Finalmente, la aportación económica derivada de estos procesos productivos ha sido de vital importancia para mantener las tradiciones regionales así como para la valoración y promoción de su trabajo artesanal.